Nos encontramos apenas a ochenta días del 29 de marzo fecha que se debiera consumar el Brexit y no podemos ni siquiera asegurar que éste se vaya a llevar a cabo. Cada día que pasa la situación se complica un poco más por la inestabilidad en la posición británica. Tras el rechazo la semana anterior del Acuerdo de Retirada por los diputados británicos, estaba previsto que la Primera Ministra de Reino Unido, Theresa May, presentase un plan alternativo sobre el Brexit ante la Cámara de los Comunes. No obstante, apenas notificó cambios respecto a su plan inicial. Entre lo más destacable anunció la retirada de la tasa a los ciudadanos de la UE que quieran seguir en el país anglosajón y afirmó que escuchará las demandas de los diputados sobre el ‘backstop’ (la medida de emergencia para evitar una frontera dura en la isla de Irlanda) con el objeto de negociar posteriormente esta cuestión con la UE. Asimismo, reiteró que no revocará el Artículo 50 ni convocará un segundo referéndum y rechazó garantizar que evitará un escenario de no acuerdo. Al respecto, Jeremy Corbyn, el líder laborista, se ha opuesto por el momento a reunirse con Theresa May hasta que no descarte la opción de una salida sin acuerdo. Varios diputados presentaron enmiendas a la moción que presentó la Primera Ministra y que se debatirán y votarán el próximo martes 29 de enero en la Cámara de los Comunes. Por parte de la UE, el jefe negociador para el Brexit, Michel Barnier, compareció en el Comité Económico y Social Europeo (CESE) donde repitió que la única vía para garantizar una salida ordenada del Reino Unido de la UE es ratificando el Acuerdo de Retirada. Igualmente, insistió en que no desean aplicar el backstop, pero que dicha medida es necesaria en caso de no alcanzar ningún acuerdo. Finalmente advirtió que se han de continuar los preparativos para una salida sin acuerdo y que, sin ratificación, no habrá ni Acuerdo de Retirada, ni periodo de transición ni la confianza mutua necesaria para construir la futura relación entre la UE y Reino Unido.